—Si no puedo ir contigo, entonces tienes que ir con tus guardaespaldas y ellos deben estar contigo en todo momento —insistió.
Estaba muy precavido con todo lo que estaba sucediendo. Primero fue su accidente, luego el regreso de su padre. La filtración de la noticia sobre el divorcio y ahora el envenenamiento del segundo anciano. Ni siquiera había olvidado aquella vez que ella abandonó sus compras porque algo la asustó.
Comenzaba a sentirse cada vez más como si fueran blancos fáciles y alguien los estuviera apuntando. Su principal sospechoso era Lai Yanfang, pero no podía estar seguro, porque no podía ver sus motivos.
Si realmente era ella, ¿cuál era su juego final? ¿Operaba sola? ¿Por qué odiaba tanto a la familia Zhang?
Alix torció la boca descontenta. Había días en los que quería moverse libremente sin que Bi Cang y los demás estuvieran rondándola. Este era uno de esos días porque quería moverse rápidamente y actuar sin restricciones.