Algo estaba mal con Caishen, Alix podía notarlo porque estaba mucho más callado de lo habitual. Había estado así desde que llegó a casa, durante toda la cena y ahora, en la habitación cuando se preparaban para dormir.
Había estado conteniéndose tanto tiempo como pudo pero si lo dejaba seguir más tiempo, temía que cualquier que fuera el problema, se desbordara en su relación. Así que, esperó a que él se metiera en la cama y luego se acercó lentamente a sus brazos, una pierna sobre sus muslos y su cabeza en su pecho.
Normalmente él haría un comentario o la empujaría a un lado pero esta noche ni siquiera lo intentó, lo cual de alguna manera la alarmó.
Se sentó y luego lo ayudó a levantarse también y a apoyarse en el cabecero.