—El sistema estaba diciendo cosas locas. ¿Acaso pensaba que ella se rendiría así como así?
—Tenía que hacer algunas preparaciones y en el fondo, quería que Caishen tomara la iniciativa.
—Era mejor detener esto justo aquí.
—Está bien, está bien, has dejado claro tu punto, marido Zhang. No te molestaré más. —Se retorció y escapó de su agarre.
—No rodó su cuerpo pero se quedó justo a su lado. Podía oírlo reírse entre dientes de su cobardía.
—Sigue riendo y te pellizcaré la cintura. —Lo amenazó.
—Él se burló y giró su cabeza hacia ella. La miró con una sonrisa de resignación en su rostro.
—Desde que ella entró a su vida, la risa se había convertido en su constante compañera.
—Ella tenía esa manera tan natural de sacarle una sonrisa.
—¿Qué? —Le preguntó ella.
—¿Por qué la miraba con esa sonrisa indescifrable en su rostro?
—Me pregunto si realmente lastimarías a un hombre que apenas puede defenderse. —Le dijo él.