—Aunque aprecio tu intención de cuidar de mi esposa, anciano Tai, no creo que deba responder a tu pregunta, la cual considero una invasión a mi vida privada. Mi esposa elige hacer lo que desea. Cuando esté lista para llevar un anillo, creo que lo hará.
La respuesta de Caishen fue perfunctoria y directa al grano.
Su esposa había dicho que no tenía intenciones de apretujarse en la familia Tai. Lo que había entre él y ella, no necesitaba explicárselo al anciano.
El anciano Tai miró a Caishen con ojos más suaves y dijo con calma, —No pareces muy feliz con mi pregunta, joven Zhang. Debería disculparme también, supongo, a veces me dejo llevar. Si decides comprarle un anillo especial como tu padre lo hizo por tu madre, entonces espero que puedas acudir a mí. Será un honor para mí hacer por ti lo que hice por tu padre. Y como me asigné a mí mismo como el abuelo de Xi Xi, lo haré sin costo alguno.