—Puedes detenerte ahí —dijo Alix, en voz alta y de manera sorprendente, para la sorpresa de So Mi que estaba cantando y los hombres en la mesa.
So Mi no sonaba terrible, concedido que no era increíble como algunos de los cantantes que habían visto como Chan Ki, pero no era terrible. ¿Por qué entonces, la señorita Lin la interrumpió de manera tan abrupta?
Todos la miraron curiosos mientras esperaban que ella les iluminara. Después de todo, ella era quien finalmente decidía quién cantaba su canción.
—Yo... es... eh... ¿debería empezar de nuevo? —preguntó So Mi nerviosamente.
Alix había llevado una funda de violín y había estado en el suelo junto a ella todo el tiempo. Se inclinó ligeramente y la recogió.
Tomándose su tiempo, mientras todos esperaban, sacó un violín y lo colocó sobre la mesa.