—¿Estarás bien, mi bebé? —Yura le preguntó a Caishen.
Incluso se agachó, sostuvo ambas manos de él y lo miró con dulzura.
—¿Quieres pasar la noche en mi casa? Podemos montar una tienda y acampar en el interior como solíamos hacer. Podría cantarte una canción y contarte algunas historias.
Caishen frunció el ceño y retiró sus manos bruscamente. Su madre realmente lo estaba tratando como a un bebé. Parecía haber olvidado que Zhang An era su verdadero bebé, su hijo menor.
Zhang Bo se reía de Caishen. Incluso sacó su teléfono para grabar el momento.
—Mamá, ¿qué estás haciendo? —preguntó Caishen.
¿Quién debería estar preocupado por el otro en esta situación? Ella necesitaba consuelo más que él. Podría actuar como si su corazón fuera de acero, pero él sabía mejor. No permitiría que pasara la noche sola.
—Bien, ambos dormiremos en tu casa. —Miró a Zhang Bo buscando confirmación.
—¡Huh! —ella respondió en shock.
