Mientras tanto, de vuelta en la fiesta de inauguración Alix acababa de encontrarse cara a cara con la mujer que podría haber intentado matarla o no. La presentación entre ellas la hizo una abuela Zhang de rostro adusto. Parecía que no le caía muy bien la ex de Caishen.
Lai Yanfang miró a Alix con desdén y disgusto. Estaba claro que ella pensaba que Alix no merecía estar en su presencia ni tener su respeto.
Se pasó una mano por el cabello suavemente y sonrió con falsedad. —Es un placer conocerla señorita Lin.
La antigua Alix se habría intimidado por la buena apariencia de la mujer, su piel perfectamente impecable, labios rojos y carnosos, pequeña y alta nariz y en general un aspecto deslumbrante, pero la nueva y segura no.
Si se trataba de una competencia por la piel impecable, la suya era igual de impecable, incluso mejor. Si era por altura, Alix era más alta y si era por Caishen, Alix lo tenía. Ella era la esposa y Yanfang no era más que una ex novia.