—En medio de su larga explicación, Alix intervino y de repente preguntó —¿Tenías un sueño, cuando eras más joven? ¿Alguna vez pensaste en hacer otra cosa o ser alguien más?
—¿Estás intentando distraerme?
—No, estoy tratando de conocer mejor a mi esposo —respondió ella.
De repente tropezó y casi cae hacia adelante. Sus manos aleteaban como las alas de los pájaros y gritó un poco. El paraguas salió volando de sus manos y aterrizó en la nieve.
—Cuidado —le dijo él rápidamente y agarró una parte de su abrigo.
Ella se estabilizó y se quedó quieta en un lugar por unos segundos. Eso había estado cerca. Habría sido bastante vergonzoso si se hubiera caído de cara en frente de él.
Mientras tanto, los guardaespaldas ya habían llegado y estaban extendiendo sus manos detrás de Alix por si acaso ella tropezaba hacia atrás. Uno de ellos recogió el paraguas y se lo devolvió.