El aire estaba zumbando con anticipación en el gran estadio. Era sorprendente que en un día tan frío, toda esta gente hubiera salido y estuviera llena de energía vibrante. El gran escenario se erguía alto, adornado con luces brillantes. Desde el techo, las estrellas centelleaban, y pantallas alrededor proyectaban diferentes imágenes de Zhang Bo a diferentes edades y etapas de su carrera.
Alix no había estado nerviosa antes, pero mientras se sentaba en ese taburete, frente al piano y lentamente era elevada hacia el escenario, su corazón no podía evitar acelerar su latido. Finalmente, comenzó a darse cuenta de que estaba a punto de tocar frente a una gran multitud.
—¿Necesitas una pastilla para calmar los nervios? —le preguntó el sistema.
—Estaré bien —respondió ella—. Tal vez un bloqueador de sudor.