—Si Fuqing se detuvo, sus puños estrechamente apretados.
—Su hermana mayor siempre le había dicho que se abstuviera de usar la fuerza porque, una vez que lo hiciera, podría entrar en un estado de frenesí desenfrenado.
—Este estado podría impactar seriamente tanto su bienestar físico como mental.
—En casos más leves, resultaría en un colapso mental, mientras que en casos severos podría llevar a meridianos rotos y la muerte.
—Incluso en su lecho de muerte, su hermana había repetido esta advertencia.
—Por lo tanto, siempre había sido contenida, obediente.
—Había pasado tanto tiempo que Si Fuqing casi había olvidado que alguien más una vez le dijo: "Qingqing, no tengas miedo, no estás sola."
—Sus pestañas se agitaron hacia abajo, diciendo obedientemente: "Definitivamente lo recordaré para la próxima vez."
—Yu Xiheng la miró: "¿Habrá una próxima vez?"
—Si Fuqing: "…"
—Se quedó sin palabras.
—Efectivamente, los pensamientos de un jefe siempre son difíciles de comprender.