—En este punto, ¿cómo puede ser tu única responsabilidad? No te preocupes, no te abandonaré. Ya sea que pueda persuadir a tu hermana o no, te ayudaré a comprar el ungüento para que puedas casarte con el sexto príncipe sin preocupaciones —dijo la Señora Yun.
—Madre —los ojos de Wei Qingwan estaban ligeramente rojos—, Madre, eres tan buena conmigo, yo... no sé cómo recompensar tu bondad...
—Tonta niña, ¿por qué hablas de recompensa? —La Señora Yun le dio unas palmaditas en la mano a Wei Qingwan y la consoló—, De cualquier manera, no te preocupes por este asunto, yo me encargaré por ti.
—Gracias, Madre —Wei Qingwan se mordió el labio, conteniendo sus lágrimas.
—Tonta niña, ¿por qué lloras? —La Señora Yun extendió la mano y limpió las lágrimas de Wei Qingwan.
—Madre es demasiado amable conmigo, no sé qué hacer...
—Bueno, no hay necesidad de llorar. Ahora eres la futura novia, deberías estar feliz y encantada.
Wei Qingwan asintió firmemente.
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