—Hermana, por la forma en que hablas, la gente podría pensar que he estado codiciando las cosas de la hermana de la Familia Wei todo el tiempo —dijo Xie Jue con resignación.
—¿No lo hiciste? Has tomado bastantes cosas de Ruoruo, ese bálsamo repelente de mosquitos, esa salsa de champiñones y…
—Hermana, hace poco el abuelo me dio una Espada del Tesoro, te la daré más tarde —la interrumpió apresuradamente Xie Jue.
—¿En serio? —Los ojos de Xie Ying se iluminaron.
—Pequeña, ¿cuándo te ha mentido tu hermano?
—Buen hermano, ¡eres el más valiente en mi corazón! —Xie Ying cambió rápidamente de tono.
En ese momento, Wei Ruo y Wei Jinyi estaban ayudando a reparar el techo porque la mayoría de los hombres jóvenes del pueblo habían ido a excavar casas enterradas durante un deslizamiento de tierra.
Anteriormente, solo se había excavado un camino para entrar y salir del pueblo, y muchos lugares seguían enterrados.
