La mirada de Wei Qingwan cayó sobre Chu Lan a través de su velo, permaneciendo sobre él durante mucho tiempo.
La estatura imponente, el aire de nobleza, su apariencia llamativa y la presencia autoritaria, hacían difícil no notarlo.
Wei Qingwan estaba segura de que ese hombre no era del Condado Xingshan. Su atuendo estaba lejos de ser ordinario, si fuera un noble local, ellos, la Familia Wei, seguramente hubieran sabido de él.
—Joven maestro, por favor —El tendero sonrió y pidió al asistente de la tienda que extendiera una nueva hoja de papel para él.
Chu Lan avanzó, y al ver el papel colocado ante él, una vaga sorpresa cruzó su rostro austero.
Pasando sus dedos ligeramente sobre la superficie del papel, la sorpresa en su rostro se intensificó.
Este papel, a diferencia del que normalmente usaba, ¿por qué estaría disponible un papel tan bueno, ni siquiera encontrado en la Ciudad Capital, en un lugar tan remoto?
—¿De dónde proviene este papel? —preguntó Chu Lan al tendero.