—Entonces seré descarado y aceptaré la invitación de la Señorita Duan —dijo cortésmente el asistente.
—Jefe del Pueblo, únase a nosotros. He preparado suficiente comida para todos —dijo Duan Yixin al ver a Tang Sanniu parado allí incómodamente.
—Entonces no seré cortés. Gracias por su invitación, Xin Niang —endureció su viejo rostro Tang Sanniu, pensando que no había comida en casa y aceptó su invitación.
—Todavía hay algunos platillos en la cocina. Por favor, sírvanse ustedes mismos, todos —dijo Duan Yixin, cuando los tres se sentaron alrededor de la vieja mesa de madera en el patio delantero.
—Da Ren, sírvase usted mismo —dijo Tang Sanniu, notando que los ojos del asistente nunca dejaron el pote de gacha de pescado.
Debido a frecuentes ataques de bandidos, la economía del Ayuntamiento de Chunshan se ha visto seriamente afectada. Como asistente del magistrado local, su salario mensual es solo de diez catties de grano, lo cual no es suficiente para mantener a su familia.