Cuando Duan Yixin vio la expresión de Xuan Ruiquan, bajó la mirada y pensó, «Es normal que esté enojado al saber que he ocupado el cuerpo de la mujer que ama».
Pensando en el hombre misterioso que conoció en su sueño, Duan Yixin de repente tuvo una idea.
«Si el hombre misterioso sabe que Jingxian es en realidad la reencarnación del General Xuan, entonces debería saber sobre mi mundo original. Si pudiera encontrarme con él de nuevo, tal vez podría encontrar una manera de regresar a mi mundo original. De esta forma, podría devolverle la mujer que ama».
Pensando en esto, Duan Yixin miró a Xuan Ruiquan otra vez.
Viendo su expresión sombría, ella tomó una respiración profunda y se recordó a sí misma, «No puedo ser egoísta. Necesito encontrar una manera de devolver este cuerpo a la Duan Yixin original. Solo de esta forma puedo recompensar a Jingxian por su bondad y protección en mi vida pasada».
