Duan Yixin descubrió que la voz de Liushiliu temblaba, y había perdido su calma habitual. Ella le dio una palmadita en el hombro y dijo suavemente —No te preocupes. Tu maestro puede haberse resfriado por la lluvia. Déjame ayudarte a echarle un vistazo primero.
Cuando Liushiliu escuchó sus palabras gentiles, su inquietud y preocupación disminuyeron mucho. Asintió y aceleró. Cuando los dos regresaron corriendo a la pequeña cueva, Chi Junheng y Chi Xiyou aterrizaron en el suelo cerca del bosque.
Después de buscar por un rato, Chi Xiyou cerró sus manos en puños hasta que sus dedos se volvieron blancos.
—Lo perdimos —dijo con los dientes apretados.
A diferencia de Chi Xiyou, quien no podía calmarse, Chi Junheng buscaba tranquilamente rastros. Debido a la fuerte lluvia, todos los rastros dejados por Liushiliu fueron lavados por la lluvia.
Después de buscar durante más de diez minutos sin resultados, Chi Junheng dijo —Volvamos y hagamos un plan primero.
