—¿En qué quieres apostar? —preguntó Liu Yisheng.
—Apuesto a que algún día, te llamaré Primer Ministro Liu. —respondió Gu Jiao.
—¿Primer Ministro? ¿Yo? —Liu Yisheng se rió de la sugerencia—. Vivo como un perro, pisoteado por otros. Que sobreviviera ya era un golpe de suerte.
Su sonrisa se desvaneció—. Y el País de Zhan no tiene un primer ministro.
Gu Jiao lo miró fijamente, apoyando la mejilla en su mano.
No le importaba si él no lo creía.
Poco después de que Liu Yisheng se fuera, la Familia Yao llegó al salón médico.
La vieja Madam Gu la había enviado a interrogar al Señor Gu más efectivamente ayer, y solo escuchó sobre la situación de Gu Chenglin esta mañana durante sus saludos matutinos a la vieja Madam.
Madam Ling adoraba a su "hijo menor" más que a los demás. ¿Quién habría pensado que apuñalaría a Gu Chenglin en el corazón? La noticia hizo que la vieja Madam Gu se desmayara.
Los miembros de la Familia Yao sintieron que era impactante, pero no del todo inesperado.
