—La madre de la familia Yao dijo:
—Ella está en la escuela de niñas, no en la mansión.
—Oh. —Yao Xin estaba muy envidiosa.
Ella también quería ir a la escuela, pero sus abuelos y padres solo dejaban que su hermano fuera a la escuela.
—La madre de Yao miró a la criada Fang:
—Criada Fang, por favor lleve a la señorita Xin a pasear por el jardín.
El paisaje de la Residencia del Marqués era renombrado en toda la Ciudad Capital.
Además, ella también entendía que su hermano mayor quería hablar con ella en privado.
—Sí, señora. Señorita Yao, por favor sígame. —Criada Fang guió a Yao Xin fuera del patio.
Con nadie más en la habitación, la madre de Yao dejó su hospitalidad entusiasta y preguntó con calma:
—Hermano mayor, ¿por qué viniste de repente a buscarme?
—Yao Yuan tartamudeó, luego forzó una risa:
