Después de reprender a Zheng Siye, el Gran tutor regresó al Cuarto de Estudio Imperial para apaciguar a Su Majestad.
Su estrategia elegida era no negar nunca las faltas de Zheng Siye, sin embargo, como dice el dicho, aguas claras no tienen peces. Las decepciones visibles siempre eran más fuertes que aquellas no vistas, y además, eran viejas cuentas de años atrás. Zheng Siye no había mostrado tal comportamiento recientemente, prueba de su arrepentimiento.
—Él pidió fervientemente a Su Majestad que le diera una oportunidad de reformarse.
Además, el Guozijian estaba en una incómoda fase de transición carente de candidatos capaces. Nadie era más adecuado que Zheng Siye para el puesto de Libacionista.
Li Siye, después de todo, era un poco joven y carecía de experiencia, sus tácticas eran inmaduras, ineficaces contra los cabezas duras más viejos.
A veces, se necesitaba a alguien tan astuto y capaz como Zheng Siye para ser una herramienta más afilada y efectiva para Su Majestad.
