Tan pronto como el Doctor Liao terminó de hablar, huyó del lugar, temiendo que si se demoraba más, no escaparía antes de que el joven maestro falleciera. Si el joven maestro moría, ¡sería como si hubiera muerto bajo el cuidado del Doctor Liao!
—¡Doctor Liao! ¡Doctor Liao! —Hang Zhuanggui no esperaba que el renombrado doctor, contratado a gran costo por el jefe de la casa, mostrara tal cobardía. ¡Huyó sin siquiera intentar tratar al paciente!
Sin embargo, entendió por qué el Doctor Liao huyó. La condición del joven maestro era extremadamente crítica, cualquiera podía ver que no lo lograría.
No es de extrañar que se decía que la Dama de la Residencia del Marqués ni siquiera celebraba su cumpleaños. Todos los días, subía la montaña de rodillas, postrándose en cada paso, rezando por las bendiciones del Bodhisattva para su hijo.
Esta situación estaba de hecho más allá de la capacidad de cualquier humano para redimir...
Hang Zhuanggui lo siguió hacia afuera.