Song Yunuan también los miraba.
Xia Xinshan parecía encontrarlo increíble.
—Pequeña Nuan, ¿realmente tienes una forma? —preguntó muy seriamente Xia Xindong a Song Yunuan.
—Sí, tengo una manera —asintió Song Yunuan.
Luego hizo una pausa. —No se trata de forzarla, se trata de hacer que tenga ganas de irse, y no hará que Xique se sienta incómoda.
En cuanto a perder la cara, eso era inevitable.
A Xique no le importaba perder la cara.
Después de todo, no había una sola cosa en un radio de diez millas que ya no fuera conocida.
Si hablas de perder la cara, eso ya se había perdido hace mucho.
Fue solo entonces que Xia Xinshan se dio cuenta y miró a Song Yunuan con un poco de admiración. —Pequeña Nuan, ¿cómo eres tan inteligente?
—Todavía ni siquiera he mencionado cuál es el plan —respondió Song Yunuan.
—No hace falta decir, solo sé que nuestra Pequeña Nuan es la más increíble —dijo Xia Xinshan.
