Ella creía que Xia Zheng seguramente compartía la misma idea, y también el Encargado de la Tienda Liu.
—Hermana Lianlian, para ser honesta, no estoy muy familiarizada con el jefe del Edificio Fuman, pero he tratado con el Tendero Liu algunas veces. Si es posible, definitivamente hablaré bien de su joven señorita, pero si será efectivo, simplemente... —dijo ella con incertidumbre.
—Está bien, está bien, con tal de que estés dispuesta a mencionarlo, eso es suficiente. Hermana Lianlian le agradece de antemano —respondió otra mujer con gratitud.
Parecía que la Hermana Lianlian tenía realmente en el corazón los mejores intereses de Jin Yuyu. En cuanto Lin Yuan accedió a ayudar, incluso la manera en que se dirigía a ella cambió.
Lin Yuan naturalmente no aceptaría su agradecimiento y rápidamente la ayudó a levantarse.