Habiendo resuelto los asuntos de aquel extremo, Lin Yuan se quedó dulcemente dormida y descansó ininterrumpidamente hasta que de repente soñó con la pata de un cerdo gigante esa noche. Estaba cubierta de un atractivo glaseado de miel que emitía oleadas de fragancia tentadora, incitando a cualquiera a darle un mordisco.
Entusiasmada, Lin Yuan sostenía un cuchillo de chef grande y brillante en cada mano, afilándolos de atrás hacia adelante con un sonido de 'kacha kacha' antes de cortar la deliciosa pata de cerdo. Sin embargo, ocurrió algo extraño; sin importar cuánto cortara, la pata de cerdo permanecía completamente intacta sin una sola marca. Justo cuando se preguntaba si sus habilidades con el cuchillo habían retrocedido o si había algo sospechoso en esa pata, la enorme pata totalmente cocida de repente saltó y soltó una risa salvaje.