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A la mañana siguiente, tal como se esperaba, Lao Fan vino a tocar la puerta para mangar comida otra vez —Lin Yuan ya no se sorprendía por eso—, pero le pareció extraño que Xia Zheng no viniera con él. Al preguntarle a Liuzi, se enteró de que el tipo se había tomado en serio su historia sobre la "fruta granada" y había estado reflexionando y estudiándola toda la noche —¡todavía estaba despierto con ojos de panda, injertando plantas en el patio trasero!
Lin Yuan se sintió algo sin palabras y también un poco avergonzada. Después de reflexionar durante mucho tiempo, igual instruyó a Liuzi para que le dijera a Xia Zheng, después de volver, que había estado bromeando y que tal cosa podría ni siquiera existir.
Mientras comía rollito de burro en el suelo que había mangado de la cocina, Lao Fan tarareó dos veces:
—¡Que ese mocoso apestoso siga trasteando! ¡Dándole algo que hacer para que no venga a molestarme!