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Robando una mirada de reojo a la suegra y nuera de la familia Liao, los ojos de Dai Qiangsheng parpadearon con triunfo y malicia.
La Abuela de la familia Liao siempre parecía triste, como si no hubiera visto la mirada de Dai Qiangsheng, pero el agarre en el brazo de su nuera se hacía cada vez más y más fuerte, revelando por completo su estado de ánimo nervioso y aterrado.
Entretanto, Fang Qin mantenía la cabeza gacha, impidiendo que otros vieran su expresión. No obstante, su cuerpo temblaba ligeramente, y si no fuera por apoyarse de cerca en su suegra, podría haberse desplomado en el suelo.
Tras observar el comportamiento inusual de los tres, Yang Mengchen frunció el ceño levemente, sus ojos oscuros y profundos, y suspiró casi inaudiblemente.
—Respondiendo al oficial, hasta donde sabe este humilde, Liao Xiaofu nunca ha tenido rencores profundos con nadie —respondió Dai Qiangsheng tras reflexionar por un momento—. Es solo que...
—¿Solo qué? —presionó Xiao Hongtao.