—Empaca tu ropa —Padre Zhang miró a su esposa, su voz fría.
Madre Zhang pareció captar su desprecio. Lo miró desconcertada, queriendo preguntar por qué iban a la casa del Hermano Mayor cuando ahora vivían bastante cómodos.
Pero Padre Zhang ni siquiera le dedicó una mirada. Después de todos estos años, ¿acaso no sabía quién había sido bueno con ella?
¿Cómo se suponía que refutara lo que su hijo menor, Zhang Jiang, acababa de decirle? Tras un examen más detenido, parecía que las cosas a lo largo de los años habían sucedido justo de esa manera.
Justo como cuando su suegra había dicho una vez que su nieto mayor había golpeado al menor. En lugar de reprender al mayor, suplicó al menor que no revelara el asunto a sus padres.
¿Qué clase de comportamiento era ese?
Sabía que su nuera era tímida. Antes de que hubieran dividido la propiedad familiar, sufrió un poco, pero no esperaba que ella tratara a los dos niños tan injustamente después de la separación.
