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—Este capítulo es para mi encantadora lectora @AtanoAiko. Recupérate pronto chica.
Su aroma azafrán giraba a su alrededor, haciéndolo marearse. El azafrán era la especia de sus tierras y, al igual que ella, su compañera era rica y rara con sus tonos ligeramente dulces y terrosos. Él creía que no era una coincidencia que ella oliera a la especia que les daba su sustento.
Finalmente, Siroos se deslizó en el sueño tumbándose. El carruaje no era un espacio muy amplio y, al estirar el brazo en el sueño, aterrizó sobre Cassandra.
Era pesado y sudado pero contenía su esencia. El vínculo de compañeros tejía a su alrededor como zarcillos y acercaba sus cuerpos somnolientos. Cassandra todavía se estaba recuperando de toda esa pérdida de sangre y las heridas mientras que Siroos había estado privado de sueño.