—Bueno, esta vez podrás hartarte. No, espera, no deberías comer demasiados de una vez.
—No te preocupes, hermano mayor. Conozco mis límites, ya no tengo tres años.
Wenyan dijo con entusiasmo mientras abría la bolsa de papel.
En el momento en que abrió la caja, los ojos de Wenyan brillaron.
—¡Guau, qué diseños tan únicos, y cada uno parece de un sabor diferente! ¿De qué tienda son estos chocolates?
Incluso antes de probarlos, Wenyan ya estaba emocionada.
Al revisar la parte inferior de la caja, encontró una pequeña tarjeta, pero aparte de la fecha de producción, las letras le resultaban familiares. Sin embargo, combinadas, parecían extranjeras.
Ella sostuvo la tarjeta y le dio a Shen Jingxiu una mirada tímida:
—Estos no serán algo que trajiste del extranjero en tu viaje de negocios, ¿verdad?
—Sí —Shen Jingxiu miró rápidamente a Wenyan—. De hecho, preparé un conjunto para cada uno de ustedes, pero nadie más está en casa. Adelante, pruébalos.