Mientras Feng Huiying y los demás entraban desde el balcón, la cabeza de Jiang Jing zumbaba como si hubiera sido golpeada fuertemente por un objeto contundente.
¿No entendía por qué, a estas horas, estas personas no estaban durmiendo sino reunidas en el lugar de Shen Mingzhu?
Al encontrarse con los ojos albaricoque fríos y burlones de Shen Mingzhu, se encendió una luz en la cabeza de Jiang Jing, y de pronto se levantó del suelo, como si entendiera algo.
—Shen Mingzhu, ¿hiciste esto a propósito? —dijo Jiang Jing.
Shen Mingzhu mostró una expresión de sorpresa.
—La mamá de Wa Shiting, ¿qué quieres decir con eso?
Jiang Jing dijo con enojo:
—¡Deliberadamente esperaste a que cayera en tu trampa, y a propósito reuniste a todos en tu casa para burlarte de mí! Shen Mingzhu, ¿cómo puedes ser tan maliciosa?
Shen Mingzhu casi se rió de ira ante el intento del otro de darle la vuelta a la situación.