—Está bien, Yueyue, es realmente tarde, vamos a dormir —Yao Meishu acariciaba el cabello de Lu Jiayue y negaba con la cabeza mientras hablaba. Un destello ambiguo pasó por sus ojos.
—Mamá...
—Bien, ve a dormir —Yao Meishu se levantó y salió; su rostro cambió por un momento cuando se dio la vuelta. No era indiferencia, sino una mezcla de emociones complejas.