—Realmente eres bondadosa —soltó un suave suspiro Lin Yiran.
Era bastante normal que Lu Jiayue no reconociera a Lin Yiran.
Lu Qingyi sutilmente curvó sus labios, jugueteando con su teléfono en la mano, sin mirar a Lin Yiran ni a Lu Jiayue.
Frunció el ceño, respondiendo a mensajes en el teléfono con cierta irritación.
—Hermana, tómalo —Lu Jiayue parpadeó, levantando la bolsa de plástico frente a la cara de Lu Qingyi de nuevo.
—Hermana Qingyi, te traje desayuno.
Lu Qingyi no tenía la costumbre de desayunar, generalmente iba directamente al aula después de levantarse.
Jiang Yumeng lo descubrió accidentalmente y asumió la tarea de comprar el desayuno para Lu Qingyi.
La noble excusa: no desayunar no es bueno para el estómago.
Hoy, no vio a Lu Qingyi en el aula, así que vino al edificio del dormitorio con el desayuno en sus manos.
Con la mirada aguda que tenía, vio a Lu Qingyi a primera vista y le saludó felizmente.
—Alguien me trajo el desayuno.
