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—He resuelto el asunto para ti. Si tienes algún problema en el futuro, dímelo y me encargaré de él. No me lo ocultes.
Xu Boyan empezó a hablar. Cuando pensaba en lo que le había pasado a Lin Xiaoni, sentía un agudo dolor en el pecho.
Se sentía angustiado al pensar cómo alguien podría amenazar a su preciada chica con una pistola, a pesar de saber que no estaba herida.
—¿Qué te estoy ocultando? —preguntó Lu Qingyi—. De repente, las palabras de la Hermana Chen Xue se le vinieron a la mente. —¿Fue lo del Grupo Lin cosa tuya?
A pesar de que preguntó con tono inquisitivo, sus palabras eran firmes.
El Grupo Lin fue adquirido de repente. No fue cosa suya, así que tenía que ser obra de Xu Boyan.
—Sí, ella molestó a mi pequeño amigo.
Xu Boyan soltó una risita suave con un tono amable.
Sus palabras implicaban que dado que Lin Xiaoni había molestado a Lu Qingyi, él se encargaría de que toda la Familia Lin sufriera también.
