Xu Boyan era universalmente reconocido como un chico guapo en la escuela. Como un simple tendero, tenía un rostro por el que muchos suspiraban.
Si Xu Boyan no fuera tan distante, con su personalidad atrevida, seguramente tendría legiones de admiradoras. Muchas chicas incluso consideraban a Xu Boyan el hombre de sus sueños, para ser idolatrado.
Lu Jiayue tenía que admitir que ella también había albergado sentimientos por Xu Boyan, pero se mantenía controlada.
Xu Boyan era solo un pequeño tendero, mientras que sus ambiciones estaban ligadas a las familias de élite de Kioto.
—El director lo sabe y elige no intervenir.
Con una sonrisa inocente, Lu Jiayue habló casualmente, su voz insinuando envidia subyacente.
Durante sus días escolares, aquellas parejas cuyas relaciones eran conocidas por las autoridades escolares, pero que se les permitía disfrutar de un romance desenfrenado, eran la envidia de muchos.