—Lu Qingyi, en realidad me golpeaste —Yao Meishu se cubrió la cara, su voz temblaba un poco. Una hija golpeando a su madre, no podía creer que tal cosa le hubiera sucedido.
—Yao Meishu, si dejas de molestarme de ahora en adelante, entonces podremos vivir nuestras vidas por separado. Si haces algo que me moleste en el futuro, no me preocuparé por nuestros lazos de sangre —Lu Qingyi se agachó levemente, miró a los ojos de Yao Meishu y habló palabra por palabra. A veces cuando era dura, hasta ella misma se asustaba.
Al ver a Yao Meishu en tan lamentable estado, Lu Qingyi no sentía ni un poco de lástima, sino alivio.
—Debería haberte estrangulado cuando naciste —Yao Meishu miró a Lu Qingyi con intenso odio en sus ojos. Lamentaba haber dejado crecer a Lu Qingyi, quizás Lu Qingyi había nacido para atormentarla.
—Huh —Lu Qingyi soltó una burla.
Yao Meishu era realmente desalmada, Lu Qingyi no se sentía triste en absoluto al escuchar esas palabras cruelmente implacables.
