—Sé que eres la Tía Sanni, ¿no te hemos dirigido ya la palabra? —Yang Ruxin parpadeó inocentemente—. Pero Tía Sanni, solo has escuchado sobre nuestra separación, ¿no escuchaste la razón por la que nos separamos?
—¿Qué razón? —Yang Baihui frunció el ceño mientras Yang Baihe solo decía que esta miserable niña se había vuelto formidable pero nunca explicó los detalles.
—Fue porque mi madre fue dejada inconsciente por Yang Baichuan con un palo, y debido a que le golpeó la cabeza con tanta fuerza, mi madre ha estado en coma desde entonces. Tenemos que seguir abriéndole la boca para verterle la medicina, y cuesta alrededor de veinte a treinta taeles de plata al mes... —Yang Ruxin soltó una risa fría.
—¿Tanto? —Yang Baihui jadeó en shock—. ¿Veinte a treinta taeles al mes? ¿Acaso eso no los mataría?