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—Niña, no seas tan temeraria todo el tiempo —Yang Ruxin levantó la mano y tocó a Sanni en la cabeza—. Tú misma estabas educándome sobre cuidarnos primero a nosotros mismos, ¿cómo es que lo has olvidado?
—Yo... Yo sé... —Sanni arrugó su nariz.
—Todos ustedes tienen que recordar que nuestras vidas son más importantes que cualquier cosa. Si perdemos nuestras vidas, tener muchas cosas es inútil... —Yang Ruxin habló con gran emoción—. En este momento, para su hermana mayor, su seguridad es lo que más importa.
—¡Sí! —Erni y Sanni apretaron sus puños y asintieron, jurando silenciosamente en sus corazones que el bienestar de su hermana mayor también era lo más importante para ellas.
Por primera vez desde que nacieron, las tres hermanas tuvieron una conversación tan íntima de corazón a corazón durante la noche y luego se quedaron dormidas en los brazos de la otra con sonrisas en sus caras. Desde entonces, el vínculo entre las hermanas se hizo aún más fuerte.