—¿No estás ahí, Sanni? —Erni puso cara de disgusto.
—El temperamento de tu segunda hermana es solo un poco más fuerte que el de mamá, aún demasiado gentil —Yang Ruxin giró su cabeza para mirar a Sanni—. ¿Crees que se atrevería a discutir con alguien si vienen a buscar pelea? Probablemente les daría lo que quieran.
—Hermana mayor, yo... —Erni estaba un poco avergonzada—. Cambiaré...
—Ese es tu temperamento natural, y aunque quieras cambiar, tendrás que hacerlo gradualmente. No necesitas estar avergonzada —Yang Ruxin se apresuró a consolar a la chica—. Además, si realmente necesitamos pelear o discutir, Sanni y yo somos suficientes. Solo necesitas no ser demasiado amable con todos, saber distinguir prioridades y seguir siendo una dama. En el futuro, cuando haya ganado algo de dinero, te construiré un edificio de bordado, y luego podremos lanzar una Bola Bordada para buscar un esposo...