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Temprano a la mañana siguiente, cuando Zhenzhen volvió de buscar agua, vio el montón de objetos sobre la mesa y corrió rápidamente a la habitación, solo para encontrar la cama grande junto a la ventana del oeste vacía. Su nariz se volvió agria, y no pudo evitar estallar en lágrimas.
—¿Cómo pudo el hermano mayor irse sin decir una palabra? ¡Todavía tenía tantas historias por contar! —El llanto de Zhenzhen despertó a todos en la casa, y se apresuraron a salir, ni siquiera teniendo tiempo de vestirse adecuadamente. Al ver los objetos sobre la mesa, entendieron al instante lo que había sucedido. Por un momento, se miraron en silencio, sin encontrar palabras.
