—Hermana Yan, tu familia ha ayudado tanto a la mía, y nunca he sabido cómo recompensaros. Disfruto estar con tu familia y me ofrezco de forma voluntaria para servir en vuestro hogar.
Liyan tomó la mano de Mo Yan, sus ojos se curvaron con una sonrisa y su rostro no mostraba señal de renuencia.
Lixiu observó a Mo Yan sin hablar, pero sus ojos suaves emitían una firmeza que coincidía con la de Lizhong.
Al ver a esta familia de tres, ¡Mo Yan se sentía completamente impotente! Sabía que incluso si se negaba directamente, ellos todavía la considerarían una sirvienta de la Familia Mo.
Con este pensamiento, empezó a dolerle la cabeza, pero rápidamente se le ocurrió una respuesta astuta:
—Abuelo Li, mi padre es el jefe de la familia y necesitas discutir este asunto con él. Su padre, que valoraba la lealtad y la justicia, seguramente no estaría de acuerdo.