El hombre de negro se volvió algo ansioso, sin embargo, por respeto a las órdenes de su maestro, no se atrevía a actuar por su cuenta y esperaba la orden de Sikong Ling. En otros asuntos, podría tener una idea aproximada de las decisiones de su maestro. Pero cuando se trataba de la Señorita Su, el maestro, normalmente astuto, se volvía algo impredecible, dejándolo inseguro sobre qué decisión se tomaría.
—Que los sigan desde atrás y protejan a la Señorita Su y a su grupo. No deben fallar —Sikong Ling asintió.
El hombre de negro vio asentir a Sikong Ling y sintió un alivio repentino, pensando que su maestro efectivamente comprendía lo que estaba en juego y no permitiría que una mujer interfiriera en asuntos importantes. No obstante, al escuchar la orden subsiguiente, su rostro se contrajo. Afortunadamente, estaba acostumbrado al comportamiento excepcional de su maestro en asuntos que involucraban a la Señorita Su, así que no se sorprendió demasiado.