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—Daohua preguntó —Todos están buscando la mina de oro, ¿verdad?
—Xiao Yeyang no ocultó nada y asintió.
—El color se drenó del rostro de Daohua mientras preguntaba —¿La buscan para sí mismos, o están ayudando al Emperador?
—Los ojos de Xiao Yeyang brillaron —Eso, solo ellos lo sabrían.
—Al escuchar esta respuesta, el corazón de Daohua involuntariamente dio un vuelco. Permaneció en silencio durante un largo rato antes de mirar a Xiao Yeyang —Ya que tanto la Familia Jiang como el Príncipe Duan están buscando la mina de oro, entonces ustedes deberían dejar de buscar.
—¡No!
—Justo cuando Daohua terminaba de hablar, una voz algo frágil vino del exterior.
—Daohua y Xiao Yeyang giraron la cabeza y vieron a Wu Jingyi siendo apoyado por un subordinado mientras entraba. Apenas se había sentado cuando dijo —No solo debemos buscar, sino que también necesitamos encontrarla antes que ellos, especialmente antes que el Príncipe Duan lo haga.
