Después de que Jiang Wanying se fuera, Xiao Yeyang finalmente se sentó, algo exhausto. Se frotó la hinchada frente y pidió al mayordomo que preparara una taza de té fuerte. Después de beber dos tazas, su espíritu se revitalizó algo.
No había descansado durante dos noches y un día, y cuanto más pensaba en sus descubrimientos durante los últimos dos días, más se estrechaban sus ojos.
Tras recibir una carta del Tío Príncipe, comenzó a desplegar gente para rastrear la ubicación de Su Tío Imperial. Durante años, mientras estaba en Zhongzhou, aparte de sus estudios, también había construido su propia fuerza.
Había aquellos que se unieron a él durante la represión de bandidos en Fenxi, y otros que había acogido durante las inundaciones de Jiguang, de todos los ámbitos de la vida. Aunque diversos, su capacidad para hacer las cosas no era menos impresionante que la de los herederos de familias aristocráticas, especialmente en la recopilación de información.
