—Maestro, Abuela, volveré a verlos en unos días; ¡cuídense mucho! —Daohua comprobó una vez más que en los días venideros a los dos ancianos no les faltaría nada para su alimentación, vestimenta o necesidades diarias antes de despedirse de la pareja de ancianos.
—La Abuela Gu sonrió y asintió —Vete ya, si no te vas ahora, el sol estará demasiado fuerte, y ya es la época más calurosa del año. Ten cuidado de no sufrir una insolación. Ah, y cuando llegues a casa, da mis saludos a tu abuela.
Daohua sonrió y aceptó.
—Gu Jian miró a Daohua y dijo seriamente —Ahora que ya eres una chica adulta, no actúes con imprudencia; no puedes comer tantas cosas frías como la sandía. No dejes que tu buena salud te lleve a ignorar los riesgos.
—Con una sonrisa incómoda, Daohua dijo —Abuela, Maestro, me voy. Después de sus palabras, se inclinó ante la pareja de ancianos y luego se marchó con Wang Manman, huyendo como si escapara.