—No solo los conozco, sino que la Abuela también los conoce. Ese año, fue a ese monje peculiar que acudí en busca de medicina —asintió Daohua.
—Entonces nuestra familia realmente tiene bastante destino con ellos —también recordó e inmediatamente se rió Yan Zhiqiang.
—Sí, la última vez en Jiguang, también conocí a la Abuela Gu y al monje extraño. Me pregunto si la enfermedad de la Abuela Gu se ha curado —sonrió Daohua.
—De todos modos, ya que vas a construir una mansión aquí, puedes visitarlos la próxima vez que vengas —se rió Yan Zhiqiang.
—Eso es lo que estaba pensando —dijo Daohua de inmediato.
...
Fue al anochecer cuando Daohua y Yan Zhiqiang volvieron a la Residencia Yan, justo a tiempo para la cena.
—¿Encontraste un buen terreno? —preguntó la Vieja Señora Yan en la mesa de cena.
—Lo encontré, compré cinco mil mu de tierra en el Condado de Shahe. También tengo la escritura, Abuela. Después de la cena, te la mostraré —asintió Daohua.