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El décimo cumpleaños de Daohua no fue celebrado con gran pomposidad, y no invitó a jóvenes damas de otras familias para jugar. En lugar de eso, simplemente comió un plato de fideos de longevidad con su familia, y eso fue todo.
—Daohua, ¿no has estado siempre en contacto con la Señorita Zhou? ¿Por qué no la invitaste hoy? —preguntó su madre.
Después de los fideos de longevidad, la Señora Li, la Familia Sun, la Familia Wu, junto con Yan Yihuan, Yan Yishuang y Yan Yile todas se sentaron en la habitación de la abuela, charlando con ella.
Daohua miró a su segunda tía, cuyo significado era claro. El fracaso de Yan Wenjie para asistir a la Academia Wangyue había dejado un sabor amargo en la Segunda Casa:
—Solo conozco a Hermana Zhou desde hace poco tiempo. No sería apropiado invitarla precipitadamente.
