La puerta se abrió para revelar a un hombre mayor y a una joven chica.
El hombre mayor sostenía una pipa humeante y su rostro estaba profundamente marcado por arrugas; este debía ser el padre de Ji Mulan. Xu Wenyao hizo una leve reverencia —Abuelo Ji, hola, soy Xu Wenyao.
Luego miró hacia Bai Lian.
No hacía frío en Xiangcheng durante el invierno. Ella estaba vestida ordenadamente con una chaqueta escolar, su oscuro cabello asegurado con un pasador de madera y una mochila blanca colgada sobre su hombro, bordada con un gato perezoso.
Una mano sostenía un té con leche, la otra un teléfono móvil, mientras miraba perezosamente su teléfono con la cabeza agachada.
La voz de Xu Wenyao era suave —Hola, Estudiante Bai.
Bai Lian levantó lentamente la cabeza, su respuesta fue sucinta —Hola.
No dijo mucho, pero era de hecho tan educada como la había descrito Xu En.
El asistente de Xu también estaba cerca, saludándola con respeto —Señorita Bai.
El grupo tomó asiento.
