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—¿Invitaciones? —Xu En se sorprendió, inseguro de por qué Bai Lian necesitaba más invitaciones cuando él había enviado las de los miembros de la familia Ji—. Claro, te las llevaré ahora mismo.
—No es necesario, dáselas a mi abuelo cuando tengas tiempo.
—Está bien —Xu En sintió un poco de pesar—. Se las llevaré a tu abuelo esta noche.
Los dos terminaron de hablar y colgaron el teléfono.
Al otro lado del teléfono, en la entrada a la Base Boyuan.
Jiang Fulai llevaba un abrigo de cachemira, inclinándose ligeramente contra un árbol marchito al borde de la carretera, su figura alta y delgada, su rostro pálido mostrando una expresión tenue.
Desprendía una presencia fuerte, incluso su cabello desordenado atrapaba la helada escarcha del viento.
Pero esos ojos claros miraban a Bai Lian con una mirada pensativa.
—...dije dos —Bai Lian.
—Pero antes mencionaste solo uno —Jiang Fulai señaló su error con calma.
¿No era porque solo el Director Chen le había hablado de eso?