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—Cuando salió del coche, la tienda de té con leche ya no estaba abierta al público, solo había una luz incandescente encendida junto a la ventana.
Bai Lian estaba haciendo sus deberes con la cabeza agachada. Hacía algo de frío esa noche, así que se había puesto la chaqueta del uniforme escolar, sin cerrarla del todo, revelando el cuello bordado en blanco en el interior. Apoyaba su barbilla en una mano de manera perezosa mientras sostenía un bolígrafo con la otra, con las pestañas medio bajadas.
Las personas que pasaban con frecuencia giraban la cabeza para mirar de nuevo.
Jiang He estaba sentado a su lado, absorto en dar vueltas a un cubo de Rubik.
El carrillón del viento en la puerta sonó, y Bai Lian y Jiang He levantaron la cabeza al mismo tiempo para ver quién entraba.
