Los dos eligieron casualmente un restaurante cerca de la escuela.
Ya había pasado la hora de comer, por lo que el restaurante estaba casi vacío.
Al entrar por la puerta principal, el dueño levantó la vista con una sonrisa, a punto de preguntar —¿Qué les gustaría comer? pero fue interrumpido por una mirada indiferente de alguien. El dueño incluso sacó un papel y meticulosamente limpió la mesa y las sillas donde los dos se acomodaron.
Luego les entregó el menú.
Jiang Fulai era diferente de Jiang He; realmente no le importaba dónde o qué comía—como a veces solo vivían de bollos al vapor mientras trabajaban sin parar en el laboratorio.
Examinando el menú, escogió casualmente tres platos.
No tenía preferencias ni favoritos; las elecciones estaban todas adaptadas a los gustos de Bai Lian. Para Jiang Fulai, gastar tiempo en comer y entretenimiento era un desperdicio, pero esta también era la primera vez que se molestaba en recordar las preferencias de alguien más.
