—Mianmian lo negó cuatro veces seguidas.
—Con cada negación, la expresión del joven inocente de 20 años se volvía más desalentada. Hacia el final, casi sentía ganas de llorar.
—Este joven, que había comenzado la universidad hace poco, también era un espectador durante la última transmisión en vivo de Mianmian.
—Se dio cuenta de que la adivinación de Mianmian era increíblemente precisa. Después de dar vueltas durante siete días, soñaba con que Mianmian le leyera la fortuna para saber cuándo podría casarse con su novia.
—Ahora su sueño se había hecho realidad, la segunda transmisión en vivo de adivinación de Pequeña Tía, y él se había convertido en el primero afortunado.
—¿Qué tan fuerte era este destino?
—El joven inocente de 20 años sentía que debía ser un arreglo del cielo para escuchar buenas noticias de boca de la Pequeña Tía.
—Pero la realidad resultó ser un despertar brusco.